17/7/08

11/07/08

En esta sesión el grupo de investigación reflexionó en torno al artículo del venezolano David Ocanto “Visiones y representaciones en la construcción simbólica de la cultura popular 1940-1948. Análisis de las publicaciones periódicas y del Festival Folklórico de 1948”.
Entretejidas a la exposición de su investigación, David Ocanto plantea unas preguntas claves que bien pueden ser insumo de inspiración para los intereses de esta investigación: ¿por qué en las muestras de los grupos de proyección de las danzas tradicionales en Venezuela el repertorio es tan cerrado y con variaciones predecibles? ¿por qué se produce información sobre unas danzas y se obvian otras? ¿Por qué la falta de investigación o profundización sobre las diferentes expresiones dancisticas? Para aproximarse a las respuestas, Ocanto se propone reconstruir las estrategias de construcción simbólica y social de lo denominado folklórico, cultura popular o tradición, para comprender como la articulación histórica entre las formas de concebir la cultura popular y las políticas culturales han determinado la manera como hoy se investigan y desarrollan procesos de formación y proyección en el campo de las danzas tradicionales en Venezuela. En síntesis a mediados del siglo XX cuando Venezuela incursiona en la economía mundial y se encuentra en un momento fuerte en la consolidación de un estado nacional-moderno mediante el crecimiento de sus instituciones, la cultura popular es construida como noción del proyecto modernizador para producir unas abstracciones que escenifiquen la identidad venezolana basada en la diversidad regional y cultural.
Dichas estrategias fueron rastreadas a partir de dos fuentes principalmente: una, la revisión bibliográfica de las publicaciones estatales que desde finales de los anos 30 hasta finales de los 40 inauguran la institucionalización y visibilización de lo popular como ámbito de estudio, y dos, del Primer Festival Folklórico de 1948. Desde el análisis de las publicaciones del periodo mencionado el autor dilucidó tres posturas que legitimaron la cultura popular: la primera buscaba la recolección y clasificación de sobrevivencias de unos “otros” objetos de estudio, la segunda, el reconocimiento del territorio y su geografía para construir una relación entre teoría y realidad con miras a una proyección pedagógica que diera cuenta de las dimensiones dinámica y compleja de la cultura, y por último, una búsqueda esencialista que determinara rasgos y especificidades de arraigos a la tierra en expresiones espontáneas de conocimientos colectivos y anónimos. Por su parte el análisis de lo que fue un acontecimiento como el Primer Festival Folklórico permitió al autor reconocer como todavía pervive la manera de visibilizar lo representativo de la cultura popular: inventando estereotipos, homogenizando y universalizando unas expresiones y obviando otras, con miras a establecer un nacionalismo que prioriza lo escénico sobre la investigación y la creación.
Bitácora realizada por Gisela Castro

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